Pero no es un hecho aislado, cada vez son más las condenas por delitos cometidos por las redes sociales: 2 años de prisión para un joven de 21 años que denigraba a las mujeres a través de sus comentarios en las redes sociales, 1 año de prisión para el cantante de Def con Dos por enaltecimiento del terrorismo, cinco meses de multa por insultar a un personaje político en Twitter, y la larga lista podría continuar. Ni siquiera los “Me gusta” de Facebook están libres de sanciones.
Qué delitos son frecuentes en redes sociales e Internet
Efectivamente, los delitos cometidos a través de las redes sociales están en aumento y la estafa es ahora solo uno más de las múltiples conductas delictivas que se dan en el ámbito de Internet. En las redes sociales podemos encontrar amenazas, injurias, insultos, comentarios vejatorios, calumnias, delitos contra la intimidad y delitos contra la libertad sexual de las personas. El problema, en muchas ocasiones, radica en no saber que lo que es delito fuera de la red lo es también a través de la misma. Los consejos de los expertos ante estas situaciones son cortar todo tipo de comunicación con la persona, adquirir pruebas y denunciar tanto ante los responsables de la red social como ante los tribunales. Los expertos insisten: “Si se trata de un hecho que daña tu intimidad, imagen o tu honor, no te limites a pedir a la red social que elimine el material, inicia acciones legales presentando una demanda ante los tribunales”.
Y más allá de las redes sociales, todos los años el Ministerio del Interior elabora un informe sobre cibercriminalidad, en el cual podemos ver como cada año se incrementa la cifra de delitos cometidos a través de Internet. Sin embargo, es impactante el bajo número de denuncias interpuestas por estos hechos, muchas veces por no conocer de manera clara dónde está el límite de la legalidad cuando utilizamos esta herramienta. En 2015, de los 60.154 delitos cometidos por Internet, se esclarecieron un 32% y solo se procedió a detenciones e imputaciones en el 9% de los casos.
Aunque muchas de las personas que cometen delitos en Internet no saben que lo están cometiendo, no es menos cierto que muchos usuarios utilizan esta vía de manera consciente para cometer determinadas infracciones legales. De hecho, el fraude informático no ha parado de crecer en los últimos años, seguido de las amenazas y coacciones.
Por otra parte, en Andalucía se registraron el 19% de los ciberdelitos de 2015, siendo la comunidad autónoma que encabeza la lista. Se pone de relieve también que los hombres son los que más delitos sufren contra la salud pública o la propiedad intelectual por Internet, mientras que las mujeres suelen ser las víctimas en delitos sexuales y contra el honor.
Nuestra legislación
Con la intención de dar una respuesta más efectiva a estas situaciones, nuestro Código Penal fue modificado en 2015 para poder imponer las penas en su mitad superior ante ciberdelitos como el plagio, el acoso o las calumnias e injurias; así como para tipificar nuevas conductas criminales como el ciberterrorismo. Aunque en España se están realizando cambios sensibles para luchar contra los cibercrímenes, los expertos advierten de que no son suficientes.
Los ciberdelitos no entienden de fronteras
En California, un juez condenó a un usuario a 18 años de cárcel por administrar una página web con miles de fotos explícitas de mujeres publicadas sin su consentimiento, junto a su nombre, dirección, edad y perfil en Facebook. Esta conducta está tipificada en nuestro Código Penal y conlleva penas de hasta siete años.
En Bélgica se emitió una condena de entre cinco y doce años contra los integrantes de una organización “yihadista” por reclutamiento y adoctrinamiento de jóvenes a través de Internet. En la línea, la Audiencia Nacional de nuestro país condenó a ocho años de prisión a Mudhar Hussein, conocido como el “bibliotecario de Al Qaeda” por un delito de integración en organización terrorista y difusión en la Red de material de exaltación del terrorismo.
Sin duda, no podemos pensar que Internet es un “espacio sin ley”, la pantalla no nos sirve de barrera entre la vida real y la virtual cuando se trata de delitos.
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